Es una enfermedad caracterizada por la disminución de la densidad de la masa ósea por un defecto en la absorción del calcio; ocasionando una alteración en la calidad del tejido oseo lo que hace que los huesos sean más frágiles incrementando con ello el riesgo de fracturas, especialmente en la cadera, antebrazo, muñeca y columna vertebral.

A la Osteoporosis se le conoce también como “La enfermedad silenciosa” pues no da síntomas. De hecho, la osteoporosis no produce síntomas hasta que se da la primera fractura, pero a partir de ese momento los pacientes pueden experimentar dolor según la localización y evolución de la misma. Sin embargo, antes de que se produzca una fractura ósea por primera vez, las personas con osteoporosis no tienen dolor.

Una de cada tres mujeres que padece de Osteoporosis presentan riesgo de sufrir una fractura osteoporótica.

Las fracturas típicamente osteoporóticas son: la del antebrazo, llamada fractura de Colles, la de vértebra y la de fémur. Pero también pueden producirse otras fracturas como las de húmero proximal, de pelvis y costales. Las fracturas más graves son las de cadera.

La mayoría de ellas requiere una delicada y costosa operación quirúrgica, que no asegura la perfecta recuperación del paciente. De hecho, el 20% de las personas que ha sufrido una fractura de cadera fallece en los seis primeros meses. Del resto, muchos quedan discapacitados y requieren cuidados especiales.

Los factores relativos al estilo de vida, como la dieta y la actividad física, influyen en el desarrollo de los huesos en la juventud, (que es la etapa en que se asimila más el Calcio y se terminan de desarrollar los huesos) y en la tasa de pérdida ósea en posteriores etapas de la vida.

Entre los factores de riesgos de padecer Osteoporosis se incluyen en orden de importancia:

	Factores genéticos: Ser de talla pequeña y delgada
	Antecedentes familiares de osteoporosis
	En la  Menopausia aumenta el riesgo de padecer Osteoporosis debido a la reducción del estrógeno.
	Tomar ciertos medicamentos (corticoides  utilizados para el tratamiento del asma, artritis y otras afecciones) en forma crónica
	Tener una alimentación inadecuada: La baja ingesta de lácteos y  El consumo excesivo de proteínas y sal, que promueven la descalcificación de los huesos.
	Alto consumo de cafeína (no solo presentes en el café; sino también en las bebidas gaseosas que lo contengan) pues incrementa la eliminación de calcio en la orina
	Tener hábito de fumar, pues La nicotina promueve la destrucción del estrógeno a nivel del hígado.
	Tener habito de consumir alcohol, que promueve también la eliminación de calcio por la orina

Haciendo  una medición de la densidad mineral ósea. Esta es una prueba que suele realizarse a personas que presentan factores de riesgo de osteoporosis.
Las personas mayores de 65 años deben hacerse una prueba de densidad ósea obligatoriamente.

Tener unos hábitos de vida saludables es la primera medida para prevenir la osteoporosis y su consiguiente riesgo de fracturas óseas.

Tener una adecuada ingesta de calcio, que se obtiene mayoritariamente a través de los productos lácteos, y hacer ejercicio físico.  En caso su dieta no cubra el requerimiento diario mínimo debe recurrirse a tomar suplementos de calcio.

Es importante saber que el tipo de ejercicio físico que va mejor para la osteoporosis es el de contacto con el suelo, como correr o caminar. Nadar es bueno porque aporta mucha elasticidad y ayuda a tener mejor musculatura, pero no tiene efectos sobre la masa ósea.

Otras de sus recomendaciones son: no beber alcohol en exceso, reducir la cantidad de café y gaseosa en su dieta,  no fumar y tener una adecuada exposición a la luz del sol, pues favorece la síntesis de vitamina D.